Uno de los elementos por excelencia de esta época son las canciones navideñas, y en Aragón ya eran populares los villancicos y tonadas de Navidad en el siglo XVII.
La primera partitura de jota que se conoce, antes de que esta fuera conocida con ese nombre, figura en el villancico “De esplendor se doran los aires”, compuesto en 1666 por Josep Ruiz de Samaniego, maestro de capilla del Pilar. Las letras, en todos los casos, solían ser ingenuas y sencillas, como la de un manuscrito encontrado en Daroca:
Tienes, prenda del alma, unos ojitos que a todos los que miras les dan hechizos. Pues eres de los cielos chiquirritito, ¿Cómo vienes al mundo tan pobrecito? Aunque estés entre pajas, mi zagalito, se conoce que eres Dios infinito
o el villancico de Borja:
Las zagalas y pastores
rendidos van en tropel,
llegan a Belén cantando,
fatigados de correr;
pero al ver tanta belleza
en un humilde portal,
se conmueven de terneza
y no se atreven a entrar.
o el de Tarazona:
La zambomba tiene un diente
y la muerte tiene dos,
y el chiquillo que la toca
tiene ganas de turrón