El Caballero de la Hornilla representa los placeres de la vida: la comida, la bebida, la fiesta, la siesta… Suele ir acompañado por todo su séquito, con el que se desplaza hasta las terrazas de los bares de Zaragoza para deleitarse con las mejores tapas, pinchos y platos que encuentre por la zona. Si te lo encuentras por Zaragoza y tienes suerte, te invitará. Si no, te tocará pagar no solo tu parte, sino también la suya.
Este es uno de los personajes que las asociaciones culturales de Zaragoza han recuperado en los últimos años tras décadas en el olvido. De este modo se está consiguiendo conservar la tradición que tanto nos une a las calles de la ciudad.