El Conde de Salchichón representa a esa parte de la nobleza que es querida por el pueblo y por la que se siente representada. Conmemora a aquellas personas de clase alta que en épocas pasadas sufragaban con su propio dinero las fiestas del Carnaval de Zaragoza.
En los últimos años ha sido reconocido como uno de los anfitriones del Carnaval Infantil, pues con su vuelta en los años 80 tras 40 años en la oscuridad causó una agradable simpatía entre los jóvenes de la ciudad.
El antagonista del Conde de Salchichón es la Mojiganga, reflejo de la nobleza, de la realeza y del clero que detestaba el carnaval de la ciudad. Su aspecto es descuidado y ridículo, e hiperboliza las actitudes de esa parte de la clase alta que repudiaba al pueblo.