Los jugadores se sientan delante de un “árbitro”. Este tendrá que decir los nombres de los participantes del juego y, cuando lo haga, el resto debe repetir rápidamente el nombre y dar una palmada. Una vez realizada la primera ronda, el árbitro anunciará que, de nuevo, empezará a decir los nombres de los participantes, pero esa vez puede equivocarse. Si en vez de decir el nombre de un jugador pronuncia cualquier otra palabra, el primero en repetirla y dar la palmada se convertirá en el árbitro.