Albarracín es un pueblo localizado en la provincia de Teruel considerado uno de los más bonitos de España. Fue la antigua capital de un reino de taifas, lo que le convierte en un enclave lleno de arte, historia, arquitectura islámica y medieval. Es uno de los pueblos más característicos de Aragón, y una muestra más de la variedad de localidades tan emblemáticas que se pueden encontrar en la Comunidad Autónoma. Te invitamos a realizar una escapada rural a este pueblo, cuyo origen se remonta a la prehistoria.
Lo primero que verás a tu llegada son las murallas que rodean al pueblo, y que culminan en el castillo del Andador. A su alrededor, toda la Sierra de Albarracín envuelve la localidad. A la entrada de la ciudad hay varios parkings gratuitos. Es recomendable llegar pronto, puesto que a mitad de la mañana ya suelen estar ocupados. Nunca está de más pasarse por la Oficina de Turismo. Allí te ofrecerán toda la información que necesites sobre alojamiento, monumentos y restaurantes. Además, si lo deseas, puedes pedir una visita guiada por los principales monumentos del pueblo (10 €/persona).
Uno de sus encantos reside en el curioso trazado de calles, adaptados a la dificultosa topografía del terreno. Albarracín es considerado Monumento Nacional desde los años 60. Y es que cuenta con números monumentos dignos de ser contemplados: La Iglesia de Santa María, la Catedral y el Palacio Episcopal. Pero si quieres descubrir su arte prehistórico, puedes hacerlo en el Parque Cultural de Albarracín. Sin duda, la historia es uno de los principales atractivos de la localidad. Las murallas también son un lugar interesante de visitar, y es que los entramados del pueblo junto a estas fortificaciones en la ladera de la montaña convierten al enclave en un lugar de película.
Mientras camines por Albarracín te irás dando cuenta de que sus estrechas calles están perfectamente conservadas y mantienen ese estilo medieval. Tienen esos colores de la piedra antigua y los techos rectos ligeramente inclinados, con las tejas clásicas de la arquitectura medieval.
La Catedral de Albarracín es, probablemente junto con las murallas, el monumento más característico de la localidad. Destacan a simple vista. Se asienta sobre un antiguo templo romano construido en el siglo XII. De hecho, no fue hasta el siglo XVII cuando empezó a construirse la catedral que hoy en día conocemos. Se trata de una única nave central con bóveda de crucería gótica, flanqueada por pequeñas capillas laterales ubicadas entre los contrafuertes. Los retablos, pinturas y esculturas del interior de la catedral son muy valiosos. Destaca el retablo mayor, de estilo renacentista, obra del escultor Cosme Damián Bas.
Si deseas ir todavía más atrás en el tiempo y observar el arte rupestre de la zona, puedes visitar el Abrigo del Prado del Navazo. Declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO, se trata de cuatro kilómetros cuadrados donde se hallan grabadas grandes pinturas de animales. Destacan por ser las únicas de la zona del mediterráneo pintadas en blanco.
La flora y fauna de la Sierra de Albarracín es muy rica, llena de manantiales lagunas y montañas en las que nacen ríos como el Tajo y el Guadalaviar. El paisaje es precioso, y por ello son decenas los recorridos de senderismo y rutas para bicicletas disponibles para realizar. Todos están perfectamente señalizados. Y si eres de los que les gusta el deporte de riesgo, en Albarracín también puedes hacerlo. Puedes practicar barranquismo, escalada, tiro con arco…
Para acabar, una última recomendación: No te vayas de Albarracín sin haber probado las migas con uvas, las migas turolenses y el mundialmente conocido jamón de Teruel. Son los tesoros gastronómicos de la provincia. ¿Te apuntas?
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